Mejor que nunca: felices, imbatibles y pioneras by Mariola Cubells

autor:Mariola Cubells [Cubells, Mariola]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 2023-10-01T00:00:00+00:00

EL PARADIGMA DE LAS REFERENTES

En su libro Clara Victoria. La crónica del debate que cambió la historia de las mujeres, que cuenta la historia de Clara Campoamor, Isaías Lafuente, periodista y compañero de La Ser, dedica un capítulo a lo que pudo haber sido. Ayer justo, hablando con él de este asunto en La ventana, me hacía ver algo que queda claro bajo ese título, pero en lo que yo, pese a haber devorado el libro, no había caído: aquellos cimientos que logró plantar Clara son básicamente los mismos con los que se aprobó la Constitución del 77. Y gracias a aquel esfuerzo brutal, a aquellas batallas dialécticas, a aquellos combates, las mujeres de nuestra generación hemos podido disfrutar de libertades varias. Si no hubiera llegado una dictadura, que congeló a una generación entera durante cuarenta años, nuestras madres también habrían podido gozar de esos derechos que a nosotras nos llegaron de manera directa.

La propia Clara, antes de su muerte, lo escribió: «Creo que lo único que ha quedado de la República fue lo que yo hice, el voto femenino, pues aunque resulte “igualdad en la nada” no se han decidido a borrarlo». Para recuperar la igualdad legal, que no real, reconocida ya en 1931, las mujeres españolas tuvieron que esperar más de cuarenta años… Clara no vivió lo suficiente para ser testigo del cambio, pero si el franquismo no lo hubiera arrasado todo, si tras el 31 se hubiera impuesto la ley, ella, en 1948, a sus 60 años, habría acudido a votar con todas sus compañeras, habría formado gobiernos, habría seguido cambiando el mundo. Habría sido una sixtie arrolladora.

Todo esto viene a cuento de algo principalísimo, que se cuenta en el libro Esperanza en la oscuridad, de Rebecca Solnit. «Tus adversarios desearían que creyeras que no hay esperanza, que no tienes poder alguno, que no existen razones para actuar, que no puedes ganar. La esperanza es un regalo al que no tienes que renunciar, un poder del que no tienes que deshacerte». Nada más y nada menos.

Yo tengo la sensación de que estoy rodeada de mujeres con esos argumentos. Desde que empecé a escribir este libro me las he ido encontrando a todas horas. Buceando en mi memoria, leyéndolas en textos diversos, en charlas con amigas, en relatos de antes, en entrevistas, en Instagram. En la frutería, si me apuras. Y veo claramente que juntas somos muy poderosas y «poseemos un historial de triunfos y transformaciones apenas contado y apenas recordado que puede ofrecernos la confianza de que sí, de que podemos cambiar el mundo porque ya lo hemos hecho muchas veces. Rememos hacia delante mirando hacia atrás y contemos esta historia como una manera de ayudar a la gente a navegar hacia el futuro», como cuenta Solnit en su libro.

Estoy rodeada, decía, de mujeres así, que hace solo unas décadas no disfrutaron de los derechos reproductivos, que no tuvieron recursos contra la exclusión, la discriminación, el acoso sexual en el lugar de trabajo, la violación en casi

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